La Teoría de la Selección Natural y el Placer

 Si alguna vez te has enamorado de verdad de alguien, recordarás que tenías una visión de la realidad bastante distorsionada. No veías las imperfecciones o defectos en la persona. Todo era bonito, ¿no? Y había esa idea de que si alguna vez tuvieras la suerte de encontrarte en una relación con esa persona, todo iba a ser mejor, probablemente para siempre.

 Y ni hacer falta decir que las relaciones son más complicadas. 

Lo mismo sucede con un trabajo que realmente quieres, si en verdad es lo que deseas y piensas en todas las grandes cosas que te va a brindar, no estás evaluando los inconvenientes que todos los trabajos conllevan, y tal vez creas que si consigues ese trabajo, podrás relajarte y habrás conseguido tu objetivo final. Por supuesto no has conseguido tu objetivo final, la gratificación no es para siempre, nunca dura para siempre.

Si deseas ver las partes del cerebro que son relevantes para comprender la imposibilidad de que la gratificación sea eterna, un candidato obvio sería el neurotransmisor la dopamina. Puede que hayas leído en la prensa no especializada sobre la dopamina y el placer químico, la recompensa química. La realidad es mucho más complicada que eso: los efectos de la dopamina dependen de la parte del cerebro en que te encuentres, de qué neuronas estén involucradas, qué receptores, etc. También está la cuestión de si la dopamina causa realmente placer o si sólo está relacionada con el placer. Para nosotros, la mera correlación se refiere a que la dopamina parece estar relacionada con el placer, de modo que vamos a mirar los datos de un trabajo en el que hubo un seguimiento de las neuronas de monos, neuronas que participan en la liberación de dopamina y que están en la parte del cerebro donde la dopamina parece relacionarse con el placer y la recompensa. Lo que se hizo fue darle al mono algo de jugo de frutas y sucedió lo siguiente: un pico de dopamina. Si quieres saber cuánto dura, de cuánto tiempo estamos hablando en un eje horizontal, es aproximadamente un tercio de un segundo del pico de dopamina, así que asumiendo que la dopamina de este mono esté relacionada con el placer, el placer será bastante breve. Si los monos pudiesen hablar, tal vez este mono hubiese dicho: Vaya, fue una cosa transitoria! Tal vez la condición del mono sea muy parecida a la condición humana y el placer tiende a evaporarse rápidamente. Y si este es el caso, entonces con más razón se puede pensar en la selección natural como una explicación posible de por qué el placer se evapora, ya que monos y seres humanos exhiben algunas dinámicas similares. La pregunta es: ¿por qué la selección natural construye unos cerebros donde el placer es tan fugaz? ¿Por qué no dejar abierto el grifo de la dopamina? Podrías aportar dopamina durante 10 segundos, 20 segundos, pero esto no sucede. ¿Por qué sucede eso?  ¿Y por qué no podemos realmente percibir en nuestra vida cotidiana lo rápidamente que se disipará el placer? ¿Por qué la selección natural diseñó así nuestros cerebros? Como he dicho anteriormente, cada vez que diga que algo ha sido diseñado por selección natural, diseño tendría que estar entre comillas: la selección natural no es un diseñador consciente. Aun así, crea animales que parecen diseñados por un diseñador muy ingenioso, con una cosa en mente: que los genes pasen a la generación siguiente. 

De modo que es razonable, como una suerte de experimento mental, ponernos en el lugar de la selección natural y preguntar: si estuviésemos diseñando organismos, ¿Cómo diseñaríamos sus cerebros si deseáramos transmitir los genes a la generación siguiente? Comer ayuda a mantenerlos vivos, el sexo obviamente también, aun refiriéndonos a primates humanos y no humanos, hechos como mejorar el estatus social ayuda porque parece que en los primates y otras partes del reino animal el estatus social se relaciona con transmitir los genes a la generación siguiente. De modo que esta es una buena pregunta: ¿Cómo diseñarías estos cerebros si fueses la selección natural? Yo diría que hay tres principios de diseño que tienen sentido si deseas que los animales alcancen estos objetivos. Para empezar, cuando los animales logran los objetivos, tienen comida, tienen sexo, deberían conseguir algo de placer.

El placer refuerza su conducta, hace que los animales sean más propensos a hacer lo que los motivó en un principio. Principio número dos: el placer no debe durar para siempre.

Obviamente, si comieras una sola comida y te quedaras satisfecho y no volvieras sentir la desagradable sensación del hambre, no comerías otra vez y entonces morirías, ¿no?

Y si tuvieras sexo y luego quedaras encandilado por el placer un tiempo, pensando qué maravilloso ha sido, y mientras tanto en tu especie, algún otro animal ha tenido sexo y dice: 'estuvo genial, pero ya estoy inquieto, creo que iré a conseguir algo de comida o haré algo para elevar mi estatus social, o tal vez saldré a buscar más sexo', ese animal conseguirá pasar más genes a la generación siguiente que tú. De modo que a estos genes de la inquietud , de no estar mucho tiempo satisfechos que ese animal posee, les irá mejor que a tus genes. El tercer principio de diseño que me gustaría presentar es que los animales deberían centrarse más en el placer que les da cumplir los objetivos que en la subsiguiente evaporación del placer. Obviamente, si estás centrado en el placer, si estás centrado en lo bien que te sentirás al lograr la meta, alcanzarás dicha meta.

Tal vez si estás sentado ahí pensando que el placer no va a durar nada, entonces para qué molestarse. Lo más probable es que termines sentado solo en tu habitación, lleno de tedio, leyendo filosofía existencial o algo así, y claramente esta no es la manera de transmitir tus genes a la próxima generación. 

Si bien la Selección natural trabaja en función de trasmitir los mejores genes a las siguientes generaciones, muchas cosas han cambiado en poco tiempo.

Ahora bien, puedes preguntarte por qué la selección natural designó estos cerebros que son atraídos por los caramelos y la repostería, ya que al fin y al cabo no son buenos para nosotros.

Y la respuesta es que la selección natural no lo hizo; las medialunas no eran parte del paisaje cuando apareció nuestro linaje. Lo que sí era parte del paisaje era lo dulce. Las frutas eran dulces, las frutas eran buenas para ti, y eso parece explicar por qué tenemos debilidad por lo dulce y a veces nos excedemos en el supermercado, ahora que existe la comida basura. Para darte un ejemplo del tipo de dinámica que puede haber estado presente durante la evolución, cuando no existían las donas y medialunas, imagina que uno de nuestros antepasados, quizás uno de los primeros humanos, ve unos árboles en la distancia y le parecen árboles frutales. Hace calor, la caminata será larga y el animal no está deseando hacerla, pero pueden ser árboles frutales y el animal recuerda el sabor de la fruta. Y tiene un aumento de dopamina que lo motiva a investigar. Realiza una caminata, llega, hay fruta, se la come, ¿Ves? Un poco más de placer, no necesitas mucho placer, puedes no necesitar mucho, sólo lo suficiente para un pequeño refuerzo, y el cerebro construido por la selección natural ha hecho su trabajo. 

Bien. Puedes preguntarte qué sucede en los casos en que estamos muy acostumbrados al placer que conseguimos, cuando es rutina, como cuando yo como chocolate por la tarde y a menudo hay poco o nada de placer en comer el chocolate y sí siento más placer en la anticipación, espero el momento de comerlo. ¿Por qué no hay anticipación sólo y no comemos, ya que es ahí donde en todo caso está el placer? La razón por la que esto no funcionaría es esta: cuando se enciende la luz para este mono y después no le dan el jugo de fruta, no sólo hay una ausencia de dopamina, sino que hay un déficit de actividad de la dopamina. ¿Ok?

Se supone que esto corresponde a lo que podría llamarse la decepción de la anticipación no cumplida. Te habrá sucedido que has ido al refrigerador con ganas de comer "ese" pedazo de tarta; lo abres y alguien ya se lo ha comido. No sólo sientes la ausencia de placer, sino que estás decepcionado. Y esto también tiene sentido como estrategia motivacional. Si regresas al contexto de nuestros primeros antepasados, digamos que ellos ven árboles de lejos, podrían ser árboles frutales, están motivados, van hacia allá y se mueven de su entorno.

¡Oh! No hay fruta, no son frutales. Bueno, querrás que no vayan a esos árboles en particular; si estás construyendo su cerebro, quieres que eviten esos árboles, deseas que esta sea una experiencia no feliz. De modo que tiene sentido que no les haga felices esperar una cosa, hacer un trabajo para obtenerlo y luego no encontrarlo. 

Todo esto nos intenta mostrar, por qué muchos de nuestros comportamientos están más allá de nuestra voluntad. La meta es, entonces, hacernos consientes de nuestras realidades. Mejorar los aspectos que no nos hacen felices o nos enferman y liderar los deseos. 

La práctica de la relajación, poner objetivos claros y de plazos cortos, así como conocernos más son los primeros pasos para mejorar nuestra salud y nuestra mente.






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